Fabián O. Iriarte

La pequeña diferencia y otros textos

 

 

 

 

Los párpados

La parte activa me lleva al sueño,
a la duermevela.

La parte pasiva descubre la ausencia
de las estrellas (el deseo).

Y al lamentar esa circunstancia,
provoca la paradoja de lo pleno
en lo vacío.

Quisiera que nada fuera tan intenso
(el adjetivo es erróneo)
como ese padecimiento.

 

 

 

Nos mintieron

Nos mintieron y nos mienten.
Los anuncios se oyen.

“Pocas probabilidades de lluvia”.
Cayeron chaparrones.

Seguimos creyendo. Nos mata el tornado,
nos arrasa el viento, nos lleva la tormenta.

Amamos la mentira y el desastre,
amamos los diluvios.

“The undiscovered country from whose bourn
no traveler returns”: nos mentimos.

 

 

 

“Típica argentinada”

¿Alguien, alguien, alguien
ha visto al ruiseñor? No, señor, ruiseñor
no hay. No lo hemos visto.
Los argentinos somos muy pudorosos.

Puedes hablar de tú, casarte con príncipe rubio,
volverte Papa, tomar el transporte colectivo.
O salir volando en helicóptero. Nada asegura
que estarás seguro.

Pensemos, en cambio, en faisanes bajo el árbol cerezo,
abrazado por la glicina (esa planta leñosa,
leguminosa, caducifolia, perenne, trepadora).

Y en pichones y gorriones
posados en el arce de afiladas hojas. La obra de arte
es una forma de la magia. Y chau.

 

 

 

El paso hacia la alegría

Se ha de estar unido con el sufrimiento
de los hombres; el más pequeño paso orientado
hacia las alegrías es un paso hacia el endurecimiento
contra el dolor.
—Theodor W. Adorno, Minima moralia.

 

Las ciudades chicas del interior tienen sus propios héroes.
Sólo que no son conocidos. El cambio del tiempo ha llegado.

Hay genuino interés, aunque se demuestre alegría
en una silla y una mesa y la redondez muy probable
y el lugar en que pueden ubicarse.

Hay un dilema, como es usual. Qué deber difícil
de cumplir, la pureza del dolor y el aislamiento.

 

 

 

Sobre la técnica de las mil flores

Seis mujeres tapiceras cuentan la encarnación de Cristo como la historia alegórica de la Caza del Unicornio. El diseño fue dibujado en París, tejido en Bruselas alrededor del siglo XVI.

Siguieron la técnica de millefleurs, que consiste en bordar miles de flores en el tapiz. En el patio de esta recova, se plantaron las mil flores que se hallan representadas en la tela. Así, no sabemos si el arte copia el arte, o el arte copia el arte.

 

 

 

El mal de ojo

El mal de ojo se manifiesta en círculos en los charcos, en redondeles en la sopa, en las salpicaduras, en los errores sintácticos, en la barra inferior de la pantalla de televisión: “se tomó una desición”, “logró lo inposible”, “nos cuenta qué va hacer”.

Entra basura al ojo. También las contradicciones y la primavera. Por la novela Las vicisitudes de Evangelina, de Elinor Glyn, me enteré de que el pelo rojo era pecaminoso.

Si de todos mis órganos debiera yo escoger, no me prives, por favor te lo pido, de la vista.

 

 

 

La nube negra

Cuelga sobre mí. Quieta, anuncia no sé si tormenta
o lluvia, o es tan sólo una amenaza o advertencia.

“Las escarchas, el granizo y el tizón
de los granos se producen
por recíproca preponderancia y desorden
de las tendencias amorosas”.

Exacta sobre mí, como si del hilo invisible
del que pende yo también dependiera. Ya pasará.

 

 

 

La pequeña diferencia

La máquina traga las monedas. La ventana
traga la luz. El tragaluz traga la vista. La puerta
traga el aire de afuera.

Afuera, el aire traga la esperanza. El agua traga
la garganta. El grito traga el cadáver. La lluvia
traga tus lágrimas. Todo comienza, de nuevo.

Fabián O. Iriarte Nació en Laprida (Provincia de Buenos Aires), Argentina, en 1963. Reside en Mar del Plata desde 1979. Es Doctor en Humanidades (University ... LEER MÁS DEL AUTOR