Damaris Calderón Campos

Las preguntas enterradas al fondo del patio

 

 

 

 

EL SALTO DEL SALMÓN

 

Todo está cantando.

Los pájaros están cantando.

(Agradezco)

Los árboles están cantando.

Los caminos de tierra están cantando.

El mar

las islas

cantan.

Las piedras los arrecifes.

Las algas.

La espuma del mar.

Un pelícano vuela bajísimo .

El azul del mar y el azul del cielo se juntan.

Los colores chillones de los botes de pescadores cantan.

El mar del Pacífico se junta con el mar del Caribe y se abrazan como dos hombres

ante una botella de ron.

Los caminos de tierra los clavos.

El canto se come el óxido la herrumbre.

El canto bota las plumas .

Batir de aguas de olas de colores.

Las casas cuando se desploman cantan chirrían.

Los edificios que se derrumban dejan el polvo a la posteridad.

Arenas agua ceniza.

Un tiuque carroñero baja a la tierra .

(Canta).

Los barcos traen pedazos de lejanía.

Los huesos de los pájaros con los huesos de los hombres con los huesos de los caballos

hacen un centauro.

El centauro echa a volar.

A correr.

Yo añado mi nota.

El templo del oído y el templo

de las cuerdas vocales.

 

(Inédito)

 

 

 

DE DÓNDE CORREN LOS RÍOS SECOS

 

Soy de un país sin semáforos

donde el césped no se puede pisar.

Soy del país de los récords

de las medallas olímpicas.

De suicidas olímpicos.

De hombres y mujeres detenidos

entre el periódico de la mañana

y la bolsa de pan.

Soy del país de las frutas literarias

donde las butifarras del Congo,

son una canción.

Soy del país de los próceres

que hablan en piedra

y se entierran en piedra.

Soy del país

donde a una mujer le enseñaron los ojos de su hermano arrancados de cuajo.

Soy del país de la yerba alfabetizada.

Soy del país donde mi abuelo me enseñó a silbar

y a mi abuela le negaron la bandera.

Del país donde los ríos secos corren

y corre  ese caballo, libre,  crin hirsuta.

 

(Inédito)

 

 

 

EL AMOR ENCIENDE SUS CERILLAS EN LA NOCHE

 

El amor es más rápido que un impala.

Más rápido que un Lamborghini.

El amor enciende sus cerillas en la noche.

inventa la comida.

Cocina como una madre

con desesperación.

Pone los pistilos amarillos.

Carga sus propias municiones.

Reinventa las bocas los sexos.

Divide el átomo, las nanoparticulas,

y aun en el odio, hay amor.

Yo he visto a perros buscando en la basura

en cuatro patas tumbados sobre un plato.

He visto a hombres.

Yo misma, a veces, he comido así.

He sido

un preso y un muerto

y un fantasma agitando cadenas.

El amor se esparce

más rápido que las cenizas.

Pinza, escalpelo,

el amor se cuela por el ojo de la aguja

con que se cose la carne.

 

(Inédito)

 

 

 

LO QUE LE DIJO UNA LARVA A DYLAN THOMAS

 

Lo que le dijo una larva a Dylan Thomas:

“La muerte no tendrá señorío”.

Lo que le dijo el éxtasis a la metástasis.

Lo que la yerba nueva

al pelo y los dientes

que se pierden.

El musgo y la rosa

la expansión del pulmón y las manchas.

Lo que le dijo mi madre

al enjambre de gusanos:

“Vuelvo a calentar el jarro de leche”.

Lo queja dijo la ternera derribada

a las moscas:

“Zumben, que a mí me zumba Eleusis

entre las patas”.

Lo que le dijo el Gargajo a la garganta:

“Soy otra flama”.

El cuerpo al doctor:

“Te dejo el pijama”.

Lo que le dicen los pies

a los caminos:

“Mendrugos míos”.

Lo que me dijo mi madre antes de extinguirse:

“Nos vemos mañana”.

Lo que me digo a mí misma:

“La vida trabaja activamente en la muerte”.

Y a mí, carajo, me ronca.

 

(de Mi memoria es un perro obstinado,  editorial Verbo Desnudo, Chile, 2019)

 

 

 

LAS PREGUNTAS ENTERRADAS AL FONDO DEL PATIO

 

“Cuando estoy sola, aquí , está conmigo mi perro.
Allá, donde dicen que de algún modo se existe, acaso allá, junto a mí, estará mí perro?”

 

Para Sofy

 

Dichosa yo que no tengo el amor disperso

sino un perro y su lumbre

echado a mis pies.

El país entrañable.

 

Los caballos de Atila.

Los caballos de Aquiles.

Sus cuerdas vocales rompiéndose

vaticinando el horror.

Celebridades. Polvo.

Tú eres hermosa sin literatura.

Lo sobrenatural se hace en ti

pelaje cotidiano entre pecho y espalda.

Escribo y olfateas mí escritura.

Las preguntas enterradas

al fondo del patio.

El rastro que yo no consigo.

Allá, donde dicen que de algún modo se existe,

acaso junto a mí, allá,

estarás tú, mi perro?

Lo sagrado llega a mí en forma de perros,

en forma de pájaros,

en forma de yerba

pisoteada.

 

(De Mi memoria es un perro obstinado, Editorial Verbo Desnudo, Chile, 2019)

 

Damaris Calderón Campos (La Habana, Cuba, 1967). Poeta, narradora, pintora, docente y ensayista. Ha publicado más de dieciséis libros en varios países entre los ... LEER MÁS DEL AUTOR