Vicente Huidobro

El espejo de agua y otros poemas

 

 

 

 

Arte poética

 

Que el verso sea como una llave

que abra mil puertas.

Una hoja cae; algo pasa volando;

cuanto miren los ojos, creado sea,

y el alma del oyente quede temblando.

 

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;

el adjetivo, cuando no da vida, mata.

 

Estamos en el ciclo de los nervios.

El músculo cuelga,

como recuerdo, en los museos;

mas no por eso tenemos menos fuerza;

el vigor verdadero

reside en la cabeza.

 

¿Por qué cantáis la rosa, oh, poetas?

¡Hacedla florecer en el poema!

 

Sólo para vosotros

viven todas las cosas bajo el sol.

 

El poeta es un pequeño Dios.

 

 

 

 

El espejo de agua

 

Mi espejo, corriente por las noches,

Se hace arroyo y se aleja de mi cuarto.

 

Mi espejo, más profundo que el orbe

Donde todos los cisnes se ahogaron.

 

Es un estanque verde en la muralla

Y en medio duerme tu desnudez anclada.

 

Sobre sus olas, bajo cielos sonámbulos,

Mis ensueños se alejan como barcos.

 

De pie en la popa siempre me veréis cantando.

Una rosa secreta se hincha en mi pecho

Y un ruiseñor ebrio aletea en mi dedo.

 

 

 

 

El hombre triste

 

Lloran voces sobre mi corazón…

No más pensar en nada.

Despierta el recuerdo y el dolor,

Tened cuidado con las puertas mal cerradas.

 

Las cosas se fatigan.

 

En la alcoba,

Detrás de la ventana donde el jardín se muere,

Las hojas lloran.

 

En la chimenea languidece el mundo.

 

Todo está oscuro,

Nada vive,

Tan sólo en el Ocaso

Brillan los ojos del gato.

 

Sobre la ruta se alejaba un hombre.

 

El horizonte habla,

Detrás todo agonizaba.

La madre que murió sin decir nada,

Trabaja en mi garganta.

 

Tu figura se ilumina al fuego

Y algo quiere salir.

El chorro de agua en el jardín.

 

Alguien tose en la otra pieza,

Una voz vieja.

¡Cuán lejos!

 

Un poco de muerte tiembla en los rincones.

 

 

 

 

El hombre alegre

 

No lloverá más,

Pero algunas lágrimas

Brillan aún en tus cabellos.

 

Un hombre salta en el sol.

 

Sus ojos llenos del polvo de todos los caminos

Y su canción no brota de sus labios.

 

El día se rompe contra los vidrios

Y las angustias se desvanecen.

 

El universo

Es más claro que mi espejo.

 

El vuelo de los pájaros y el gritar de los niños

Es del mismo color,

Verde.

 

Sobre los árboles,

Más altos que el cielo,

Se oyen campanas al vuelo.

 

 

 

 

Otoño

 

Guardo en mis ojos

El calor de tus lágrimas…

Las últimas,

Ya no llorarás más.

 

Por los caminos

Viene el otoño

Arrancando todas las hojas.

 

¡Oh qué cansancio!

 

Una lluvia de alas

Cubre la tierra.

Vicente Huidobro (Chile, 1893 – 1948). Poeta, narrador, dramaturgo, guionista cinematográfico, candidato a la presidencia de la república, padre del Crea ... LEER MÁS DEL AUTOR