Joan Margarit

Animal de bosque

 

 

 

 

Mujer callada

 

Me ha sido muy difícil entenderte:

imagino tus penas, grandes, hondas,

y tan pocas palabras. ¡Cuánto hace

que tu silencio es parte de mí mismo!

Tú callas y yo hablo. Nos amamos así.

También es diferente la forma en que añoramos

los dos a nuestra hija. A veces no sabemos

quién de los dos está en el lugar más frío.

Hablo desde una extraña mañana, la de hoy.

Salías de la ducha y yo he entrado,

como siempre cogiéndome a las barras

que por seguridad pusimos a la chica.

Bajo el agua he llorado y tú, secándote,

me has dicho con tristeza:

No debes llorar más,

tan viejos no podríamos cuidarla.

 

Llega la hora de este canto afable

y de encender una pequeña hoguera

en un campo cubierto por la escarcha.

¿Cómo llamar ahora a todo esto?

Bien está así: amor. ¿Cómo si no?

Tú y yo estamos más juntos cada vez,

y así, juntos, nos vamos alejando.

como este tiritar de las estrellas.

 

 

 

 

Desde la pobreza

 

Fue en mi primera infancia, y mis ojos

se abrían en un amplio paisaje de secano.

No he olvidado nunca aquel maravilloso

momento de aplaudir al agua de la riera

que, al levantar mi abuelo la pequeña compuerta,

penetraba en el huerto y corría extendiéndose

por las acequias hechas con la azada.

De la pobreza viene mi alegría.

A veces, en el amplio pero áspero

paisaje de secano que es la edad que ahora tengo,

los ojos de aquel niño siento que me preguntan,

sonrientes y confiados, si es que estamos llegando

a ese lugar al cual siempre le dije que íbamos.

 

 

 

 

La única lealtad

 

Aquel muchacho que buscó, obstinado,

tantas puestas de sol ya no ha de ser leal

a belleza ninguna.

Ahora, esta es mi oscuridad,

pero, como una estrella, no puedo abandonar

la vida, que es brillar en medio de la noche.

Tú y yo bajo el disfraz de una pasión

arrastramos errores de nuestra juventud.

Ahora, a nuestra edad, ¿eso qué importa?

Yo a tu lado, Raquel, y tú al mío,

no nos faltó jamás la lealtad

de cada uno hacia el dolor del otro.

 

 

 

 

Gratitud

 

A Mónica y a Carles

 

Cómo saber lo que habéis sido,

tú desde aquella niña

que, siempre atenta al mundo, era capaz

de reír y llorar al mismo tiempo.

Y tú desde aquel niño que aprendía a querernos

con el miedo en los ojos, descubriendo la música.

Pero en casa también había la ternura,

difícil de cuidar, de vuestra hermana.

Hasta que, de mayores, os marchasteis,

entre todos le dimos una vida.

Murió a los treinta años, sin saber

todo cuanto alcanzó a darnos

y aquello que os quitó.

Pienso a menudo en ella y en vosotros

y os pido humildemente una esperanza.

Hoy todo está tan lejos. Pero la pena vuelve,

como si fuera un pájaro nocturno

cruzando por delante de la luna.

Lo que sea la muerte no me importa.

no sé si es un acierto. Pero sé

que no se trata de un error.

 

 

 

 

Epílogo

 

Ha llegado un momento en el que necesito

imaginar aquello que no sucederá.

Me refiero a esta antigua y peligrosa fuerza

que tiene claro hacia dónde va

y le es indiferente que esto sea inútil.

Dirigido a mí mismo, lanzo un grito

como una última oportunidad.

Sonreírle sin miedo a un lugar absurdo

sin distinguir mentira de verdad,

y hacerlo con la fuerza que tiene la verdad

que no pretende ser. Y que no es.

Una fuerza que muchos de nosotros

habríamos sentido,

igual que un temporal contra las rocas,

y que yo llevo hoy dentro de mí

como el mar encalmado en una cueva

donde escucho, lejana, la tormenta.

Un tiempo al que deseo regresar

cuando vuelva la sombra de aquel niño que fui

para buscar mi mano cuando llegue

ese momento ya bien conocido.

Esto es lo más cercano a una verdad.

También lo más lejano de todas las mentiras

que puede utilizar mi soledad.

 

 

 

 

-Joan Margarit
Animal de bosque
Colección Palabra de Honor
Visor Poesía
España, 2021

 

Cub. Animal de bosque version 2 (Camisa).indd

Joan Margarit Nació en Sanaüja, Lleida, en 1938, y murió en Sant Just Desvern, Barcelona, en 2021.  Es uno de los poetas contemporáneos más admirado ... LEER MÁS DEL AUTOR