Todo lo que erosiona
Todo lo que erosiona
Sé que sólo puedo contar mi historia
pero me obstino en la biografía de los árboles.
Qué pasaría si olvidara, de memoria,
todo el pasado y no pudiera verme
en la euforia de este minuto,
en su fasto amarillo
que me celebra.
Seguiría quedando mi cara
y en sus caminos,
reconocible para los otros,
una biografía incierta.
Creo en la biografía de las piedras.
Todo lo que erosiona deja huella.
Y quizá las palabras nos lleguen tan sólo
para preguntar a quien no puede
respondernos.
Miro la nacionalidad
de lo que no tiene territorio
sino puro silencio,
como la voz del agua en todas sus formas.
¿Por qué, entonces, la palabra?
El rostro es la palabra
y el rostro es el cuerpo.
Todo tiene un rostro.
*Poema del libro Sin biografía, FCE, México, 2005, un libro sobre usos peculiares o poco conocidos de sustancias.
El hijo
Mi padre camina, habla, se viste
Mi padre fue solar, es nocturno
Vive en un psiquiátrico
Pago la clínica
sin árboles ni pájaros que le canten
Mi padre camina, habla, se viste
con ropa sin cierre, sin botones,
repitiéndose hasta la náusea
Lo veo salir de un sueño:
Habíamos conversado en una lengua
que sólo él y yo entendíamos
Tronaba su lengua ante un espejo:
Odia sus gestos
¡Gesticula!
Odia su cara
Mírate hablar y ¡articula!
Luego se abría el ventanal
a un paisaje que todo lo abarcaba
en sus plantaciones de arroz,
su extensión de caña,
sus picos de hielo navegando
el mar oscuro
y se sucedían las bellezas del mundo,
las creaciones del hombre
que lo engalanaban y lentamente
lo destruían
Yo te hablaba
y tú extendías vocales
cortándolas con machete:
¡zas! ¡zas!
caña… cañ… caa… cavera… caaveeeraa
Te gritaba: ¡Cañaveral! ¡Ya dilo de una vez!
Y tú respondías mirando al piso, avergonzado
Luego cambiaba la luz del día
y a lo lejos veíamos formas cilíndricas,
flechas negras,
espirales en movimiento de los pájaros
que migran
Tu cara crecía en su imagen
junto a mi inutilidad de regresar el tiempo
o de sacar con la mano de tu boca
las palabras necesarias, bien dichas,
para que el mundo volviera a escucharte
y tú pudieras hacerle preguntas como antes
*Poema del libro inédito Leve, moderada y grave, que trata la enfermedad de la demencia.
Migraña
Algún médico te habló de alergias.
Alergia a tus padres, a la mujer que te está
queriendo y pierde con tu miedo el nombre.
Alergia al aire de la ciudad y a los alimentos,
a cada estación de trenes. Alergia de ti.
En espera del Juicio Final, tu cuerpo se adelgaza.
Eres un fósforo:
A la menor provocación tu cabeza arde.
*Poema del libro Hemicránea, Juan Pablos ediciones, México, 1997.
Vestido de escarabajos de Jan Fabre
Hay cosas que se ven con el miedo
de saber que su esplendor acaba.
Usted vio, según dice,
un vestido hecho de insectos.
Su brillantez aparentaba escudos,
lanzas cortas y afiladas.
Usted vio en él
escarabajos como joyas
y ese otro tiempo
en el que hacían señales de luz
para buscar a su pareja mientras volaban.
Pues bien, ante los cerezos en flor
fui como usted frente a ese vestido
y recordé que “La avispa es una idea fija
entre los gritos de los monos”.
*Poema de Lejos, de muy cerca, Parentalia ediciones, col. Fervores, México, 2012.
Hiel de toro
Conozco la palabra hiel para hablar de mi madre.
alguien que sabe leer las estrellas escupió sobre mi boca
la oración del veneno. desdobló a mi madre como se desdobla
cualquier trapo sucio y me obligó a tocar su ausencia.
fue una teta de hiel, me dijo. una teta de hiel te dieron.
y sobreviene un mecerse de acróbata rompiendo los cuchillos del aire.
un hielo en la cara cortando la tapa del cerebro.
una granada en la boca y su sangre entre los dientes.
un disparo de vidrio al centro.
mira el cartomancista su magia en las vetas de la madera.
en el aire donde la luz deletrea sus nombres
más sonoros sin quebrarse.
Conozco la palabra hiel para pensar en mi madre.
un repaso por su cara antes de la muerte. por sus ojos negros
y profundos llenos de muerte. su boca ya sin gracia
y las manos sacadas de un cuadro. confesándose.
la hiel de todo animal es verde y nauseabunda. también ese olor
ácido y dulzón del cáncer.
Luego me cambian el color de la palabra y su sentido.
la hiel del toro sirve. cuando mueres me dan su extracto en cápsulas
para que deje de ser una brasa mi estómago. desciende su verde
un bálsamo. una condolencia también y quiero correr con el vidente.
explicarle. me. nos.
decirle que sí es cierto pero que ya no importa. que esta vejez prematura
no ha impedido nada. algunos descalabros. torres. fiebre. pulmonía.
una tristeza de dar rabia. circular. geométrica. nasal. pero también silencios.
capítulos de hierba y de mar. amantes ceñidos a mi espalda
y un parto que todavía me alumbra.
Conozco la palabra hiel en los ojos azules del vidente
y conozco la hiel de toro presta para aliviarme. traída de una ciudad
que lleva el nombre de un santo.
*Poema de Sin biografía, FCE, México, 2005, libro sobre usos peculiares o poco conocidos de sustancias.
Prendedor
Lo mejor del río fue la libélula.
Su vibración sobre el agua,
su vuelo y descensos de artefacto aéreo,
sus nervios en cortes y secuencias,
su esnobismo de prendedor con alas.
Lo mejor del río fue la libélula
persistente sobre la superficie
con sus giros en línea y su atropello:
una ráfaga azulmarrón
aliada del aire y de la luz.
Vibrando cabeza y alas,
vuela estática
y luego se mueve: es el verde abajo
de árboles y plantas;
el violeta del agua honda
que hay en las piedras.
*Poema del libro Perros muy azules, ERA/UNAM, México, 2013.
“Sangre de tuna”
Aquí no discriminan hembras.
Son útiles
y dan riqueza.
En estos pueblos,
desde hace siglos,
¿a dónde van a dar
los machos,
ya fuera del capullo,
tras fecundar a las hembras?
Ellas, en reducción de polvo,
esconden la joya
de un ácido que, al hervir,
concentra el rojo.
En su lenta absorción,
fija lanas el tinte y olvida
su antigua palidez bovina.
Lujosa grana en prendas,
para mujeres que se prohíben
comer insectos,
no sepan jamás
con qué pintan sus labios.
No sepan tampoco
quienes se asquean,
que el dulce rosa
de sus panes
proviene de un parásito.
*Poema del libro inédito Sin biografía II, sobre otros usos de sustancias. En este caso, sobre los usos de la cochinilla mexicana.