El colibrí va veloz hacia el perfume
(una aproximación hacia su poesía)
por Enrique Solinas
La creación poética en Marisa Negri se origina en el pasado más antiguo, en el tiempo inmemorial, aquí y ahora. Para que estos sea posible, el sujeto de la enunciación observa la realidad, describe lo que ve, transmite en su mirada-voz, el mundo. Y en este mundo la naturaleza se impone sobre la cultura, sobre los seres humanos, porque estamos supeditados a ella. Se levanta sobre cualquier construcción social y material, es esencia y fuerza más que lenguaje, es anarquía y reino. Aquello que ve el yo poético nos atraviesa e intenta traducir ese espíritu primordial, esa voz que proviene desde el lugar más original y recóndito.
Poesía salvaje, poesía de reflexión, poesía lírica de belleza y voz original, que convoca en su discurso a los espíritus de la naturaleza del mundo. Percibida con pasión, escrita con introspección y transmitida con la sabiduría que la poesía otorga a quien interpreta su origen.
Especial para Revista Altazor, estos bellos once poemas de Marisa Negri.
Visita a un recinto de té
I
Tendrá el recinto de té
paredes de maderas nobles
techo de bambú
para llegar a él desde la casa
atravesaremos un jardín,
el aroma sutil de las estaciones.
En el centro
un árbol infinito de té
tocado de rocío.
II
Ante la pequeña puerta del recinto
inclinaremos la cabeza
en señal de humildad.
No llevaremos nada de metal.
Entraremos descalzos
en el tiempo del té.
III
Los colores serán apagados.
El recinto permanecerá en sombras.
El vapor se elevará del caldero,
invitará a nuestros muertos
a la ceremonia del té.
(de Kasu, La Gran Nilson, 2019)
Sorting
Una obrera levanta las hojas con la mano derecha,
vibran entre sus dedos
así comprueba consistencia y color.
Van los brotes elegidos a secarse sobre un paño azul
subastados a buen precio
tendrán nombres lujosos según la estación;
rocío de jade, dragón negro, diosa de hierro,
el resto, tostado y vendido a granel.
La viajera suspira
igual que una hoja de té
ha llegado entre miles hasta aquí
y todo lo que ansía es transformarse.
(de Kasu, La Gran Nilson, 2019)
La lana es la vida. Es el arreo con silbido y buen perro hacia la esquila
y el hilado torcido para la resistencia. Los más antiguos no están y nadie
quedará cuando nos vayamos yendo.
Madrecita tejía ponchos bordados que no alcance a aprender: roble, canelo,
pello pello, tenía 12 años cuando todo empezaba.
Madeja cruda teñida con barba de palo, tiene que hervir para que tome el color.
El punto ceñido apacigua el viento, las agujas nunca se dirigen al pecho.
(de Hebra, La Gran Nilson, 2016.)
Las viejas vieron, todas las hojas daban los colores; el mechay, el amarillo
y el azul lo hacía la madera. Se iniciaron entonces en la ciencia del teñido.
En un perol de aluminio hervían cáscara de árbol, flores de dalia, orujo
de manzana.
En días largos se tejía en el patio, la casa era una sola. Los niños no se
dejaban fuera de las cosas, vendían los tejidos en la escuela para comprar
zapatos.
(de Hebra, La Gran Nilson, 2016.)
Iwy Mara ey
partiremos hacia el este
un solo tronco ahuecado será la canoa
pay carabí
danos la blanca carne de los peces
días de agua mansa
semilla y barro a nuestras mujeres
piedra y hueso para las lanzas
pay carabí
que lleguemos salvos
a la Tierra sin Mal
(de Nautilus, Montevideo: Trópico Sur, 2012)
El bicho
El hijo del panadero mira por el rabillo del ojo
le zumba un bicho en la cocina
el Capitán debajo de la mesa
el hueso del puchero entre los dientes
la mosca sobre el hueso
El chico se ladea
una vez
otra vez
Las rodajas de jengibre sobre la tabla
Berta sobre el cuchillo
zumba el bicho
zumba zumba zumba
todos tenemos un bicho dentro de la cabeza
Quiero los duraznos de la frutera
todos
El licor de las hermanas
¿Es la voz de la mosca?
El día que subimos al techo no fui yo
fue el bicho
Los bichos tienen mil ojos
con cerrar la mitad les basta para dormir
Inventos
Ningún bicho puede hacer casa en el cuerpo
Me darán un trompo
si les llevo el bicho envuelto en alcohol.
(de Las sanadoras, En Danza, 2012)
La barca de la fiebre
En la pieza una bujía ensancha las sombras.
Arde el brasero, arde la frente de la hija.
La huesera escurre los trapos en la palangana fría.
El agua mece en la frente de Consolación
Tengo sed, cúreme, dice por lo bajo
La vieja toma en brazos la barca de la fiebre y canta:
Murió el Capitán y lloré hasta caer dormida.
Recé para que volviera.
La luz de la vela oscilaba sobre su manto negro.
Pero ningún Barquero vino a visitarme.
(de Las sanadoras, En Danza, 2012)
un sendero con flores de romero la lata de leche nido de la que asoma
un malvón mi madre protesta los moños desatados el vestido blanco
impresentable pero la abuela me dice yuyerita pone sobre mis brazos
rodajas de papa para el exceso de sol aloe en los raspones de las rodillas
cada brizna tiene su secreto en el jardín los tamarindos entregan sus hojas
agridulces para calmar la sed y la ruda a un lado de la casa aleja la mala
conversación al mismísimo oscuro si hace falta yuyerita hay que pedirles
permiso a las plantas para que entreguen su virtud cortarlas con la mano
fuerte en el nombre de san juan esa higuera es tu árbol de nacimiento
yuyerita una velita roja y tres deseos cada año a sus pies
(de Estuario, En Danza, 2008)
fénrir
uno entre todos un día será
quien en forma de monstruo
a la luna devore
edda mayor 40-3/4
fénrir
el lobo con la sangre del cielo
o el animal de gubbio
o el ojo amarillo de gmork
tantos lobos
los lobos de adentro
como la propia piedad
la detestable caridad para sí
los argumentos
de nada sirven las palabras
cuando el lobo
se disfraza de cortés
de buena gente
un beso es un colmillo
con su garra de niebla
te arranca el corazón
tarde o temprano el tiempo pasa
toda intemperie
es cicatriz
(de Caballos de arena, Nuestramérica, 2003)
Infancia
Impulsa su autito de carrera sobre el asiento que con el oleaje recorre el largo
de la lancha, rebota y cae sobre las piernas de un hombre adormecido.
El niño recibe un reto suave y la madre musita una disculpa.
Pero el hombre ha sido tocado.
Ve la puerta de alambre, la cocina, el cajón de los cubiertos.
Esquiva los cuchillos y guarda tres cucharitas de metal, sacachispas.
Clava la cuchara en la masilla
clava la masilla en el plástico
Impulsa su autito de carreras
El niño que dormía, despierta.
(de Delta F, inédito)
La voz del ciervo
En el susurro de la hierba
y en el grito de la pavas
que hacen girar los engranajes del mundo
se quema la isla
en el ondular de los peces
que dejan apenas un trazo en el agua
y en el hueco que la ranita saltadora cavó debajo del ingá
se quema la isla
y más profundo
y más leve
en el encaje de ñandutí que reveló el rocío
y en los mil huevos rosados que esperan en los tallos
se quema la isla
bajo la sombra de las hojas duermen su sueño las crisálidas
y el colibrí va veloz hacia el perfume
hay humo en el aire.
¿Qué haremos con lo que arde,
con lo que oprime y pavimenta lo no domesticado?
Escucha
La voz del ciervo.
Escucha
la voz del ciervo:
no somos tan distintos
también tu vida
lleva su porción de muerte.
(inédito)