Jean-Joseph Rabearivelo

El poema

 

 

(Traducción al español de Xoan Abeleira)

 

 

 

LEER

 

No hagáis ruido, no habléis:

van a explorar un bosque los ojos, el corazón,

el espíritu, los sueños…

 

Bosque secreto aunque palpable:

Bosque.

 

Bosque rumoroso de silencio,

bosque del que se ha evadido el pájaro que se caza a lazo,

el pájaro que se caza a lazo y al que haremos cantar

o al que haremos llorar.

 

Al que haremos cantar, al que haremos llorar

el lugar de su eclosión.

 

Bosque. Pájaro.

Bosque secreto, pájaro oculto

en vuestras manos.

 

 

 

 

EL POEMA

 

Palabras para el canto, dices, palabras para el canto,

oh lengua de mis muertos,

palabras para el canto, para designar

las ideas que el espíritu concibió hace ya tiempo

y que al fin nacen y crecen

teniendo vocablos por mantillas—

vocablos pesados, cargados aún con la imprecisión del alfabeto,

y que aún no pueden bailar con el vocabulario

pues aún no son tan ágiles y flexibles como las frases ordenadas,

pero que cantan ya en los labios

igual que un enjambre de libélulas azules

en la orilla de un río saluda al atardecer.

 

Palabras para el canto, dices, palabras para el canto,

palabras para el canto, para designar

el frágil eco del canto interior

que se amplifica y resuena

intentando hechizar el silencio del libro

y las landas de la memoria,

a las riberas desiertas de los labios

y la angustia de los corazones.

Y las palabras se vuelven cada vez más vivas, más tenues,

esas palabras que, según tú, iban en busca del Canto;

pero también se vuelven cada vez más fluidas

y semejantes a esa brisa que viene de las palmeras lejanas

a morir en las cimas altivas.

Se vuelven más que cantos,

se vuelven ellas mismas—lo que siempre han sido

hasta ahora, en realidad.

Y yo quisiera cambiar, quisiera rectificar

y decir:

cantos en buscas de palabras

para poblar el silencio del libro

y plantar las landas de la memoria,

o para sembrar flores en las riberas desiertas de los labios

y liberar los corazones,

oh lengua de mis muertos

que te modulas en los labios de un vivo

como las lianas que florean las tumbas.

 

 

 

 

FRUTOS

 

Puedes elegir

cualquiera de los frutos de la estación perfumada;

pero yo te propongo

dos mangos bien hermosos

para que mames el sol que se fundió en ellos.

¿Cuál escogerás?

¿Éste, que es doble y firme

como los pechos de las doncellas,

y también ácido,

o aquel otro, que es carnoso y dulce

como un pastelito de miel?

Uno será todo violentas delicias,

pero no tendrá descendencia,

y lo asfixiarán las yerbas.

El otro,

manantial de roca,

refrescará tu garganta y luego

se hará bóveda rumorosa en tu patio,

y quienes vayan allí cosecharán destellos de sol.

 

 

 

 

EN RECONOCIMIENTO A PAUL GAUGUIN

Para Urbain-Faurec

 

Comparo, confronto

las sombras de las sombras animadas por el maestro

que duermen en el libro de Robert Rey

como cautivas encadenadas,

con algunas hojas oceánicas

en las que hay imágenes en blanco y negro,

y con los hombres que me rodean,

e incluso me comparo a mí mismo con los demás.

 

Después, algunos cantos de amigos

nacidos en las tierras frías

pero llamados a vivir a orillas de los mares tórridos,

con esos poemas para ser contados llamados pantoum

de los cuales florecieron los altos vástagos de los bambúes

que arponean el sol,

y con esas melopeas nostálgicas

que mecen con sus sílabas armoniosas

la infancia de la luna

en el cielo de Imerina,

y con esa voz interior también

que escucho desde hace tiempo en su lengua babélica.

 

¿Quién explorará las tinieblas de las afinidades oscuras,

puentes de claridad arrastrados por el oleaje y la sombra de los tiempos?

¿Quién dirigirá el coro

que celebra el origen común

de esas sombras arrebatadas en las playas australes

y luego insertadas en este libro que hojeo,

y de estos muchachos, y de estas muchachas

devueltas de manera pareja a la naturaleza por el descenso

y el nuevo ascenso posterior del pájaro de luz?

 

Yo los acecho durante el reino del estío,

y les veo darse la mano

en las fronteras de las leyendas,

en los márgenes del río de las fábulas;

y mientras se eleva el canto de los continentes,

clamo tu nombre,

oh Paul Gauguin, oh Paul Gauguin

que te exiliaste a orillas del mar lejano

donde tal vez mis padres embarcaron un día en aquellas chalanas-

mas donde yo, en cambio, me habría quedado

a la espera de tu milagro.

 

 

 

 

TU OBRA

 

“Te has pasado la vida escuchando cantos,

tú mismo no has hecho otra cosa que cantar;

no has escuchado hablar a los hombres,

ni tampoco tú has hablado jamás.

 

¿Qué libros has leído,

aparte de los que conservan la voz de las mujeres

y de las cosas irreales?

 

Has cantado, sí, pero no has hablado

no has interrogado al corazón de las cosas,

así que no puedes conocerlas”

dicen los oradores y los escribas

que se burlan al verte magnificar

el milagro cotidiano del mar y del cielo.

 

Pero tú sigues cantando

y te asombras al pensar en el estrave

que busca una ruta sin trazar

sobre el agua en calma

y navega hacia golfos desconocidos.

Te asombras al seguir con la mirada a ese pájaro

que no se extravía en el desierto celeste

y reencuentra en medio del viento

las sendas que conducen al bosque natal.

Jean-Joseph Rabearivelo (Madagascar, 1901 - 1937). Fue un poeta malgache que escribió en malgache y en francés, considerado el padre de la literatura malgache con ... LEER MÁS DEL AUTOR