Los recuerdos se agitan
(Traducción al español de George Nina Elian)
Encontrémonos en un partido de lanzamiento de las palabras. Aquel cuyo golpe penetrará más profundamente en el otro ganará una noche de amor en el borde de la ventana, en el séptimo piso, número mágico rodado en el vacío a través del dibujo dejado por los tubos de escape. Me pondré la ropa interior negra de la víctima y me pintaré los labios de rojo permanente. Nadie me enseñó a ganar las batallas cerebrales, todo lo que hago es dibujar una línea negra en el cielo de mi corazón. En el cielo de mi corazón, color rojo anaranjado.
Monté las tiendas de mis pensamientos/ donde se cruzaban/ los caminos de los peces/ flechas vivas perforando venas imaginarias/ mi casa es una coincidencia/ bajo nubes de éxtasis/ sin pagar renta a las estrellas/ sin marchas triunfales hacia mañana/ solo un vaivén/ entre lo imaginario y la realidad inmediata
Incluso una prostituta tiene sus momentos de vulnerabilidad cuando/ está sola en el centro de su corazón/ esperando el cazador de sueños a quien ofrecerá sonrisas gratis./ Las gotas de espermio brotan/ como las gotas de sangre/ bajo la afilada hoja de un cuchillo/ que se utiliza para cortar sentimientos./ En un cuarto de hotel/ Dios se ríe/ envuelto en el aroma de cohiba y soledad.
Volaré tan alto/ que ya nadie me verá/ a simple vista/ me perderé entre/ historias almacenadas en las nubes,/ sobre escenas calientes/ que ocurrieron solo/ detrás del párpado/ bandadas de alientos mezcladas/ profanando el lecho de los ángeles/ pasarán domesticando/ la luz y la oscuridad/ de mi corazón/ tatuado de deseos/ tomé en el cuerpo/ la alegría del viaje/ y me pierdo/ o me encuentro/ Lo mismo
Domingo./ Disipo mis ansiedades/ como las cuentas de un rosario que salen/ volando de un hilo roto. Desde la ventana/ la mañana es gris./ Antracita./ En el tranvía tres personas,/ alineadas, hacen el signo de la cruz. / Muñecas automáticas./ El sonido de la sirena de la ambulancia cubre/ las voces en la iglesia. / Con los muertos y los vivos/ juntos./ Estoy viva./ Me cubro el corazón/ con un pañuelo rojo./ He estado lejos de mí/ por demasiado tiempo.
Ya no tomas mi mano/ cuando cruzamos la calle/ mi olor ya no llena/ de deseo tu olfato/ ahora los tonos necesitan/ confirmación y estabilidad/ dentro de mí crecen ventanas/ oscuras/ con estrellas fugaces/ y quiero pedir el deseo/ extiendo mi palma/ para cruzar/ la línea del destino el destino mismo/ vestido con ropa de domingo/ de terciopelo/ tocando sueños con alas/ alucinando el aire/ en la mente/ te miro ausente/ no quiero lágrimas/ ni sexo/ ni palabras.
Le pido a los ojos que hagan la pregunta/ que se les haga./ La boca — sin palabras/ las manos — sin gestos/ se separaron/ dejando que los ojos hablaran/ de la pureza del momento/ en el amor./ Descanso/ en una nube de pensamientos/ flameados a rojo/ el mismo rojo permanente/ que pinta íconos/ nacidos de vivos y constantes/ remordimientos/ curando el alma imaginada/ tímidamente hasta los labios.
Los recuerdos se agitan/ en los escalones de la casa/ estoy al asecho/ para alcanzar mis momentos/ la piel de mi cuerpo/ huele a pregunta/ con los poros abiertos/ los pájaros son de esmalte y color/ yo — perdida en la hierba/ mientras mi padre me habla/ de las religiones del mundo/ los caballos no rechazaron/ el derecho a comer brasas/ no se volvieron/ exclusivamente de la tierra/ pero las estrellas caen/ una a una/ primero las rojas/ solo las doradas/ permanecen colgando/ encima de la cama/ para siempre.
Mis dedos se acercan a ti suplicando/ la palma se profundiza dolorosamente/ para poder abrazarte./ Debajo de tus ojos me sorprende descubrir que existo/ y arrojo toda mi alma/ en la dirección de tu mirada./ Siento tu esmalte/ antes de que mis manos/ quemen tu forma/ y me derrito en ti/ como una ilusión./ Hoy más que nunca/ sopla el viento y lleva/ el perfume de mi lóbulo de la oreja./ Mientras tanto tú estás celebrando conferencias./ No tengas miedo,/ no te secuestro de nadie/ ya te inmortalicé.
El tres es mi número favorito./ Y luego nueve./ Capté tu pensamiento tres veces,/ me hubiera gustado la misma historia/ nueve veces para/ darme una identidad./ Para decirme: existes./ Tú abres las palabras,/ sabes que estoy esperando,/ no es de extrañar/ que se conviertan en vocablos,/ solo yo no lo sé/ y recojo sonido a sonido en mi palma/ hasta reinventar la música y/ me vuelvo loca,/ me sumerjo en un mar de cielo derretido/ y empiezo a nadar en mar abierto,/ donde todas las direcciones son correctas.
Eres el confidente ideal
de mi carne.
Me digo a ti y,
sin desvío,
mi vida
fluye en tu carne
de fantasma
con suntuosa sombra.
Eres el eje
de mi desequilibrio.
A través de ti descubrí
el camino más corto
que me lleva a mí.