Filomena Ciavarella

Versos para lo invisible

 

 

 

(Traducción al español de Emilio Coco)

 

 

 

VERSOS PARA LO INVISIBLE

Habías roto el hilo de la vida
en el tallo de la flor de nardo
en el viento de las alturas
Fue así que en aquel día
entre paredes de luz
estabas tan lejos y falto de tierra
sin demora anunciaste
leve el adiós
como de espléndida mariposa en el sol
En aquel rostro ahora en la sombra
está tu mirada
que invade el aire tan gélido del día
y es así que me llevo a la virgen primavera
por la noche en estos versos que envío a lo invisible

 

 

LAS TRANSEÚNTES

No lejos de ti implosiona
lo que mueve
el fuego de los tornasoles en la noche
Mientras las transeúntes bendicen inquietas
las hojas verdes
Con cabellos alados en el viento de primavera
y llevan vestidos que ondean un extraño no sé qué
Ondean de respiración el aire
En sus estelas resplandece una libertad moribunda
entre flores de calabazas de oro y aire de vainilla
Es un amor que tiene el sabor raro de la manzana verde
y de una pérdida de sentidos
En los bordes de la calle una paloma impenitente picotea el pan
No teme a la muerte,
no hace alarde de sus blancas plumas
Sus ojos son estancia en el universo
entre intersticios de espacios
entre notas que tocan obstinadas la tierra quemada
mientras la inmóvil quietud mueve
un extraño aire de amor

 

 

Hay una brizna de hierba cerrada en las alas de la noche
Que sueña lo que la noche no osa
Ha dibujado en el césped un árbol ramificado
Hasta la eternidad en los bastiones invisibles de Sion
Tiene pies de barro para conquistar el cielo
Y sabe de las alturas en los bordes de los precipicios
Un maestro invisible le ha regalado
una habitación vacía donde él acomoda la nostalgia
para abonar pastizales inaccesibles
con la puerta abierta de par en par hasta el último corazón
en el martirio de la luz al atardecer

 

 

ROSAS ROSA

I

Espléndidas las rosas rosa
Belleza fulgurante
tan hermosas y tan rosa
Pero las hojas consumidas
por el gusano del día
tan delirantes, tan heridas
bajo los ojos del sol
Tan laceradas por el viento mortal
pero se levanta la calma silenciosa
de los ojos ‒ alma ‒ cielo
En el sordo dolor que consume las caderas

 

II

Son hermosas las rosas rosa
son claridad de alba
Devastados los pétalos por la carcoma escarlata
que se introduce en el gancho de la vida
Tan hermosos son los pétalos en el vértigo
Tan rosa…Tan verdaderos e inviolados..

 

 

VENENO DE BELLADONA

La tarde trae una flor nunca satisfecha de sí
hermosa y mortal
Es veneno de belladona
que pone luz en la mirada
Su elixir tiene el cielo
en el filo de la noche
es niebla que envuelve
la senda indistinta
La abeja chupa la diosa mortal
y vela la belleza
en la hora de terciopelo que acaricia
el beso del adiós
es melancolía que todo lo quiere
y todo lo disipa por un cándido
instante de inocencia
En aquellos pétalos arrugados
está el eco del paraíso

 

 

LA RUECA EN EL ABISMO

La rueca sostiene el hilo del ovillo
en una sombra que se desvanece en huecas notas
el éxtasis es tempestuosa luz
Que te deja en caminos de perdidos acordes
Pero las manos en su origen
adelgazan la lana
y tuercen el hilo en la claridad
en el césped a contraluz tienen cálices
que beben el ocaso
La piedra es el contrapeso de la rueca
que gira alrededor del rayo en el abismo

 

Filomena Ciavarella Nacida en 1965 en San Nicandro Garganico (Región Apulia, Italia), enseña Historia y Filosofía en el IISS “De Rogatis Fioritto” de su ... LEER MÁS DEL AUTOR